miércoles, octubre 17, 2012

Actitud


Y llego la calma... o eso parecía...

Una vez eliminada la raíz del problema y dejarla vacía de la mas hermosa de las bendiciones; el dolor, aunque con menos intensidad, no había desaparecido...
Sara sentía deslizarse su juventud entre sensaciones prematuramente aparecidas, mientras veía como la maternidad, se habría paso entre adelantos, bautizando a todas las cuarentonas de su entorno... El sentimiento de rechazo era mas que aceptable y sin embargo, ahí estaba, enviando felicitaciones y alegrándose por ellas, mientras en su interior, se libraban batallas contra su ego.
- CALLATE.- gritaba para si misma.
- “Sabes que tengo razón. Esto es una mierda, lo sabes!”
Sara movía la cabeza de un lado a otro intentando mantener la calma.
- “Odias la menopausia, odias no ser madre, odias odias odias...”
CALLATE! Hoy no quiero escucharte.
Cerró los ojos e imaginó una gran mesa llena de voces que intentaban ser oídas entre tantas otras. Sara presidia la mesa de pie, con los brazos en jarras y miraba fijamente la voz oscura que parecía llevar la voz cantante.
Con la fuerza que da ser dueño de uno mismo, levantó la mano y se dirigió a ella.
- Aquí mando yo.
Imaginó una gran afonía envolviendo aquel elenco de voces, y el resultado fue el silencio absoluto.

Y llego la calma... o eso parecía...