lunes, abril 14, 2014

Fluir o morir



Ningún columpio es capaz de elevarse tan alto como el que columpia a la prima de Sara. 
Tan altiva y segura de sus juicios... anda columpiándose en la rama mas alta de la ignorancia. 
Y allí es feliz. 
Nada parece afectarle... ni siquiera la sangre que corre por sus venas y que comparte con ella. Otrora... ahora se hace difícil aceptar que sea cierto.

Ese día, estaban todos juntos... celebrando una boda sin ella, como si no existiera...
  • Lo dices en serio? No te han invitado? -Le decía su mejor amigo desde el otro lado del móvil, con ese tono en la voz, que reflejaba su incredulidad. -
  • Y tan en serio! Aun no puedo creerlo... Estoy en Xoc.
  • Pues como para no estarlo... Vaya mierda de familia, y perdona que te lo diga...
  • No te preocupes. No eres el primero en pensarlo...
  • Oye... y la barbacoa de la familia política no era hoy también?
  • Pues si.
  • Y porque no has ido?
  • Porque no soy capaz de sonreír, Además, no se por qué pero hoy me duele todo mucho más.
  • Y cual es el plan?
  • Dormir...
  • Todo el día?
  • Lo que haga falta.
  • Y ya esta?
  • Y cagarme en la puta!
  • Lo tienes todo planeado verdad? Jejeje – se le escapó una risa maliciosa, sabiendo que Sara no dejaba nada al azar.-
  • Si, ya lo sabes. Así mañana tendré tiempo para ocuparme de mis asuntos, de lo contrario, podría estar días con esta sensación y jamas recuperaría el control de mi dolor.
  • Estas hecha una guerrera muy lista.
  • Lo mio me ha costado...
  • Pues que descanses.


Dejo el móvil en la mesita de noche y se tapo con el edredón. 
Los pensamientos venían con fuerza mientras ella se permitía ronearse a placer entre las sabanas, sin prisas, sin sonrisas... Dejando que cada una de las emociones pasara por delante de ella sin aprisionarlas, sin fijar su atención mas que un segundo, para dejar paso a otra, que seguiría la misma suerte que la siguiente.... y así, una tras otra, fueron desfilando sus rabias y penas del momento.
De pronto se le ocurría un tuit, cogía el móvil, lo escribía y lo dejaba libre! Y cuanto mas dejaba que todo fluyera, mas ligera se sentía...

La noche llegó en los últimos coletazos de un día kafkiano, para barrer de un plumazo toda la basurilla mental que había caído en el parket, haciendo que Sara levantara un segundo la mirada en dirección a su ventana, donde la luna, le guiño un ojo, mientras el viento susurraba dulcemente un hasta mañana...